En esta obra, el naturalista Alexander F. Skutch reflexiona sobre la profunda responsabilidad que recae en el ser humano como la máxima expresión de la evolución. Destaca la capacidad única de la humanidad para apreciar los valores estéticos en el universo. Skutch sugiere que, a lo largo del tiempo, el universo ha sido configurado de manera que, con el transcurso del tiempo, surjan seres capaces de percibir y disfrutar de la belleza.
El naturalista Alexander F. Skutch declara, en esta obra, la responsabilidad enorme depositada con el tiempo y la historia en el ser humano, cúspide de esa evolución maravillosa, única especie capaz de apreciar los valores estéticos, pues “el Universo fue de tal modo establecido, que dándole tiempo suficiente, no fallaría en engendrar belleza con seres idóneos para gozarlo y apreciarlo”.
“Yo espero que, al llamar la atención sobre la importancia de nuestro planeta y de los espléndidos dones que la evolución nos ha dado mediante esfuerzo tan vasto, este libro pueda ayudar a disipar la debilitante tiniebla que se cierne sobre la humanidad en una época angustiosa, de modo que podamos sobrellevar el curso ascendente de la vida, con renovado vigor y coraje”.
Alexander Skutch
Un planeta en la encrucijada
Epílogo
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